Fiebre de feriado por la noche
No se porqué accedí a su petición, será porque mi gusto hacia ella se incrementaba en demasía y trataba por todos los medios de pasar un rato juntos. Si bien accedí a ella los tambores trogloditas que pedían mi presencia en una reunión de mi Promo aún sonaban en mi oído, sin embargo el perfume que despedía su delicado cuello pudo más que el sonido de esos tambores. No pensé en lo que esa reunión se convertiría, no pensé que estaría en medio de una exclusiva, aburrida y calzonuda reunión de mujeres. El plan con el que fui a esa reunión resulto un desastre, mientras que “mi amiga”, trataba con una y otra llamada resolver el descalabro que se convertiría esa reunión, llegaban las chicas, un total de cuatro féminas que soltaban tímidos comentarios debido a mi presencia. Los tambores que me llamaban a mi reunión se escuchaban más fuertes y yo ya estaba deseoso que se acabe la jarra de cerveza que aun quedaba en la mesa para largarme sin mirar atrás. Solo conocía a dos de ellas, una de ella...