Ciego junto al malecón
Me encontraba echado con ella en el sofá, disfrutando un momento juntos, diciéndole que había sido todo una coincidencia habernos encontrado y que todo sea tan celestialmente real. Conversamos y hablábamos sobre lo que habíamos hecho ese año nuevo del 2008, sobre las cosas que pasaban por nuestra cabeza esa época que no nos conocíamos.
Ella me contaba que la había pasado en Punta Hermosa, en un chévere departamento frente al mar, justo en el malecón, un edificio azul frente a una tienda. Yo le dije que la había pasado también en Punta Hermosa, en un chévere departamento frente al mar, justo en el malecón, en un edificio azul frente a una tienda. Quedamos alucinados por la coincidencia. Por esos avatares del destino y quizás vaticinando lo que pasaría ese año, pasamos quasi juntos las doce de ese año nuevo que despedía el 2007 y daba la bienvenida al 2008, ella con su enamorado y yo con la chica que por esa época rondaba mis días. Es curioso pensar que ambos besábamos labios ajenos, ambos abrigábamos en nuestro respectivos cuartos una atmósfera de pasión, sin pensar en que; ella bajando un piso o yo subiendo otro podríamos encontrar una atmosfera mucho mas narcótica, mas romántica, mas apasionada.
Aun trato de recordar esos momentos en el edificio azul de Punta Hermosa, junto al malecón, recuerdo gente que pasaba a mi costado, chicas, patas, carros, juegos artificiales, pero no la recuerdo a ella. Ella me decía lo mismo, que no recordaba en absoluto haberme visto, aunque ambos no recordamos nada estoy seguro haberme cruzado ese día con ella, haber pasado por su costado en el reducido espacio de las escaleras. Lo irónico de la situación es que ese año comenzó así, cruzándonos como dos perfectos desconocidos en las playas del sur y terminamos calidamente abrazados en los comienzos de otro verano, en las calles de Lima que fueron testigos de nuestro encuentro.
Creo que el amor es así, errático en ocasiones, que se cruza por tus narices y no llegas a ver, que la persona con la quizás más adelante te enredes en sublimes noches y soleadas tardes se puede hallar tan cerca a ti y tu vista se nubla, se altera y no ves mas allá. Después de ese pasaje creo que en mis idas y vueltas, en algún segundo de mi vida la chica que me quitara la respiración se cruzará por mi camino (si es que ya no lo hizo) y obviamente seré un cegatón incorregible y no la veré, hasta que el destino vuelva a reunirnos.
Ella me contaba que la había pasado en Punta Hermosa, en un chévere departamento frente al mar, justo en el malecón, un edificio azul frente a una tienda. Yo le dije que la había pasado también en Punta Hermosa, en un chévere departamento frente al mar, justo en el malecón, en un edificio azul frente a una tienda. Quedamos alucinados por la coincidencia. Por esos avatares del destino y quizás vaticinando lo que pasaría ese año, pasamos quasi juntos las doce de ese año nuevo que despedía el 2007 y daba la bienvenida al 2008, ella con su enamorado y yo con la chica que por esa época rondaba mis días. Es curioso pensar que ambos besábamos labios ajenos, ambos abrigábamos en nuestro respectivos cuartos una atmósfera de pasión, sin pensar en que; ella bajando un piso o yo subiendo otro podríamos encontrar una atmosfera mucho mas narcótica, mas romántica, mas apasionada.
Aun trato de recordar esos momentos en el edificio azul de Punta Hermosa, junto al malecón, recuerdo gente que pasaba a mi costado, chicas, patas, carros, juegos artificiales, pero no la recuerdo a ella. Ella me decía lo mismo, que no recordaba en absoluto haberme visto, aunque ambos no recordamos nada estoy seguro haberme cruzado ese día con ella, haber pasado por su costado en el reducido espacio de las escaleras. Lo irónico de la situación es que ese año comenzó así, cruzándonos como dos perfectos desconocidos en las playas del sur y terminamos calidamente abrazados en los comienzos de otro verano, en las calles de Lima que fueron testigos de nuestro encuentro.
Creo que el amor es así, errático en ocasiones, que se cruza por tus narices y no llegas a ver, que la persona con la quizás más adelante te enredes en sublimes noches y soleadas tardes se puede hallar tan cerca a ti y tu vista se nubla, se altera y no ves mas allá. Después de ese pasaje creo que en mis idas y vueltas, en algún segundo de mi vida la chica que me quitara la respiración se cruzará por mi camino (si es que ya no lo hizo) y obviamente seré un cegatón incorregible y no la veré, hasta que el destino vuelva a reunirnos.
Seria perfecto saber que la chica que cruza por nuestro lado, es la chica que amas sin saberlo. Definitivamente iriamos tras ella.
La imagen del edificio azul de aquel año nuevo.
Comentarios
Un abrazo psss