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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Sabios ingredientes

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Sin un adiós ya se que esto tiene un fin de la cual no tendré parte, solo me queda seguir buscando un amor del cual no tendré que agobiarme ni esperar un lejano final feliz, seguir mis pasos y sin buscar nada encontrarlo todo, porque fue así como llegaron los amores que marcaron mi vida. Cuando menos tenia la intención de buscar a alguien llegaba, mi corazón solitario daba un giro de 180 grados y se posicionaba en el libre mercado del amor. Cuando algo no va mas no se porque siempre me dicen la ridícula frase tu te mereces a alguien mejor , debo confesar que esa ridícula frase se la dije a mi primera enamorada para calmar esa sed de culpa que me carcomía y tratando de ocultar mi frialdad hacia ella, es como si a tu perrito, a tu mascotita le rascaras la cabecita y le dijeras tu te mereces un dueño mejor , si el perrito hablara diría lo que yo hubiera querido decir cuando me decían esas ridículas frases, tu y tu frasecita estupita pueden irse a la madre porque yo no quiero alguien mejor

Ironía

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Es valido desnudar tus sentimientos. Aún con la resaca de una noche en donde comprobé lo irónico que puede ser la vida, lo falsete que puede ser una ceremonia y todos los secretos que puede haber tras un cliché romántico, quedé sentado con un pucho en la mano, revestido con corbata y saco para la ocasión con sentimientos encontrados y situaciones que son el polo contrario a lo que detrás de una mascara se vive. Comenzaba la noche y luego de una espera a la llegada de los novios quedé sentado junto a mi amigo, mirando a la chica que había soñado conmigo un sueño, que había llorado con mis letras perderse en ese grupo de chicas que esperan en un bouquet ser las próximas en un matrimonio. Ahí estaba yo, sentado y mirándola como ella entre todas las chicas esperaba ese buque, aun con mi pucho en la mano deseaba con todas las fuerzas que no la agarre, que ese bendito bouquet se pierda entre los aires del local, que se desintegre con algún aire enrarecido, que vaya a manos de otra fémina que

Ella y yo.

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Mientras caminábamos por la calle, ella me decía que había descubierto muchas trabas y baches para que lo nuestro tenga un final feliz. Mientras me las nombraba iba esbozando una sonrisa pues las mismas trabas ya se las había nombrado en otra oportunidad. El punto es que venimos de mundos totalmente distintos, ella de un mundo mucho mas acomodado y yo, chico de barrio, que aprendió a sobrevivir entre la jungla de calles, esquinas, murallas y que disfrutó cada segundo en su barrio Cada uno fue forjando su mundo del que emergen miles de diferencias, ella de un colegio exclusivo de San Borja en donde su auditorio podía tener fácilmente el perímetro de mi patio principal, yo del San Francisco Javier colegio jesuita de Breña, en donde pase quizás los años más excepcionales de mi juventud. Mientras que ella disfrutaba de diversión en el Daytona, nosotros nos refugiábamos en quinceañeros de Breña, Jesús María y San Miguel; mientras ella disfrutaba de salidas a KFC o Pizza Hut, yo me comia var

La cita del blogger

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He tenido encuentros virtualmente armados, encuentros con chicas del chat (cuando el chat era un boom) teniendo como resultado un fiasco tremendo, lo que comenzó tan vertiginosamente bien y que se vislumbraba excelente cayó en el charco de un decepcionante encuentro real. El problema, creo, se suscita cuando creemos encontrar la imagen ideal de la chica que aún se halla en nuestra cabeza, cuando creemos enamorados o cuando creemos tener un encuentro romántico con aquellas féminas que no conocemos en absoluta, pensando que el destino ahora jugó a tu favor. Siempre iba con ese plan a algún encuentro y mientras más iba por lana, salía trasquiladazo. Después de los desafortunados encuentros nunca más volví a ver a aquellas féminas, salvo una chica con la que aún tengo algún contacto por el MSN. Me es impresionante como la chica que encontré un día frente a la entrada de mi universidad después de un largo periodo en el chat (encuentro también desafortunado), haya encontrado el amor, ahora h