Entradas

Mostrando entradas de enero, 2008

Sólo un par de palabras

Imagen
Él la amaba cono nadie, ella lo propio, pero las continuas y reiterada peleas eran de nunca acabar. El nunca le decía te amo, por el ridículo temor de no demostrarlo todo, ella le decía te amo constantemente sin obtener una respuesta similar, tan solo esquivos de palabras y un mar de frases que no la llenaban. Noches enteras la discusión por ese tema se hacia latente, ella le recriminaba el no sentir amor, el no escuchar un te amo de su parte, el le decía que siempre se lo decía, que ella era su mundo y todo para él, pero ella necesitaba escuchar. Siempre sabes lo que puede sentir la persona, siempre llegas a experimentar lo que la otra persona desea, siempre llegas a saber que es lo que su corazón lleva, pero siempre también la necesidad de escucharlo. Que tus oídos escuchen esas dos palabras, que tu mirada vea ese movimiento de labios y que tu corazón sienta algo más allá de la descripción. Ella necesitaba sentir eso, ella añoraba aquel día, necesitaba ese día, fantaseaba con ese dí

Mi amor

Imagen
A veces siento que a pesar que ella está en su casa y yo en la mía, y que hacemos cosas distintas, hacemos todo pensando en nosotros. Mis días pasan y cada ves que la veo mí acelerado corazón palpita su nombre, aún recuerdo ese atardecer junto a ella, sentado en la arena, viendo como el sol se ocultaba de nosotros, dándonos su último rayo para sellarlo con un beso suyo, un beso de amor, un beso que me llevó a decirle un te amo sin pensarlo, con una voz tan baja que no pudo escucharlo y que no pude volver a repetir. Nos levantamos de de la arena y sentados en la terraza del hotel conversamos de todo, del cómo la vi por primera vez, de cómo preguntaba por ella a todas sus amigas para encontrar un momento juntos y prender una chispa de esperanza amorosa sobre nosotros. Me comentó que nunca me creyó tan romántico y que tampoco demostraba serlo, que también buscaba encontrarse conmigo en los pasillos de la facultad y que trataba de no hacer notar su interés por mí. Fue en un invierno que no

Adios viejito

Raúl ha muerto tu papá Enrique Es difícil despertar una mañana y que tu mamá, con lágrimas en los ojos, te diga que tu abuelo ha fallecido. Ese día desperté y todas las escenas fueron demasiado, demasiado para un muchacho de veinte años. Fue demasiado despertar y ver a mi madre llorar, mis hermanos pendientes de lo que le decían a mi padre por teléfono, mientras que él lloraba agarrando fuerte el auricular, llorando por la abrupta partida de su padre. No podía creer que era lo que pasaba, mi abuelo que hasta hace una semana me había hablado de cómo conoció a mi abuela y como es que poco a poco fue abriéndose paso en la lima de antaño, hoy ya no existía . Mis hermanas lloraban y mi hermano preso de la desesperación salio de mi casa hacia la casa de mi abuelo. Fue la primera vez que vi llorar con desesperación y rabia a mi padre, abrazados de mi mamá contando lo sucedido. Todos nos alistamos y fuimos a Comas, lugar donde vivía mi abuelo. Fue una escena nada agradable, ver a mucha gente a

Tiempo al tiempo.

Esta es una de las cosas locas que a veces se me ocurren. Acompañado de un amigo y un vino descubrí lo que mi celular podía captar, un endemoniado dilema de los recuerdos que siempre nos acompañan Suban al maximo el volumen de su equipo y escuchen las cosas que se me vienen a la cabeza. Grabación. Agosto 2007

P P

Imagen
Siempre que lo veo está de salida, irremediablemente nuestros horarios no suelen coincidir para nada y solo en la noche compartimos una conversación acompañados del ruido del televisor y de la luz del florecente de mi comedor. Ahora nuestros trabajos hacen que nuestra vida se reduzca a horas, que aprovechamos para conversar o fastidiarnos y a veces pelear. Recuerdo como mi comedor y mi patio eran cómplices de nuestros juegos, como él se convertía en mi amigo grande, que jugaba y se divertía conmigo. Como alucinaba y soñaba poder ganarla un partido, como me esforzaba por ser como él y meter gol en la puerta de su cuarto que fungía de arco de fútbol. Recuerdos todas sus ocurrencias, como creía en él y como mientras crecía comprendía que siempre estaría a mi lado. Me fastidiaba y me frotaba la cabeza con un palito de fósforo y me decía al oído, que haciendo eso me quedaría calvo como mi papá, lloraba porque no quería quedar calvo e iba a contarle a mi mamá, él reía. Debo confesar que vari