Adios Candy
A veces no nos damos cuentan que están presentes, otras muchas veces jugamos con ellos y les conversamos obteniendo miradas que podemos traducir muy fácilmente en palabras por lo bien que los conocemos. Amigos intachables que siempre están contigo, nuestros mejores amigos.
Cuando recibí la noticia que ya no estaría conmigo, que se había ido, un nudo grueso se posó en mi garganta, mis ojos se tornaron rojos y las lagrimas cayeron sin pedir permiso, Candy se había ido, la perrita que nos acompaño por mas de diez años había decidido partir, complicada enfermedad la arrancó de nuestro lado.
Es curioso pero cuando nos preguntan cuantos son en tu familia siempre decía que éramos 6, mis tres hermanos, mis papas y yo, ahora sé que siempre estuve confundido, porque estos días comprobé que Candy tácitamente y en silencio siempre formó parte de mi familia. Veía la preocupación de mi mama y mis hermanas, las continuos llamados de mi hermano preguntando como estaba, mi amanecida para no dejarla sola una noche de malestar y cómo esos días todo giró por ella.
Mis lágrimas caían recordando cada pasaje que pasé con ella, recordaba como se alborotaba con mi alegría de chiquillo cuando ingresé a la universidad, como se alegraba cuando me asomaba por mi ventana y ella estaba ahí, cuando me acompañó teniendo el corazón destrozado y fumando un cigarro. Nunca me abandonó. Y esa noche cuando la vi mal, lo mínimo que pude hacer por ella fue no dejarla, la dejé en mi cuarto y la cuidé toda la noche.
Discúlpanos por no comprenderte en algunas cosas, por ejemplo hacer huecos tan hondos en el jardín, gracias por todo lo que nos diste. Por ser de nuestra familia, por alegrarnos los días, por alegrar cada ambiente de mi casa con tus desaforadas corridas, por engreírte con nosotros, por darnos tanto cariño sin necesidad de pedírtelo, por acompañarnos cuando en ocasiones nos quedábamos solos en la casa, por ahuyentar a los gatos, por jugar conmigo cuando la estancia en mi casa se tornaba insoportable.
Me tocó enterrarte en tu jardín, en tu casa, me tocó levantar su frío y duro cuerpo y dejar que descansaras de todo una trajinada vida, de votar macetas, de romper papeles, de hacer huecos en el jardín y de querernos como nadie. Mientras te dejaba en el jardin solo me metía la idea que estabas dormida, pero cada lagrima me decia que no, que MI CAMILIX se nos había ido.
Gracias Candy escribiendo estas líneas el nudo grueso en mi garganta aun no se desata, mis ojos siguen un tanto rojos, y otra vez las lágrimas no pidieron permiso, parte de mi familia y de lo que somos se va contigo. Siempre te recordaremos y siempre te vamos a querer.
Cuando recibí la noticia que ya no estaría conmigo, que se había ido, un nudo grueso se posó en mi garganta, mis ojos se tornaron rojos y las lagrimas cayeron sin pedir permiso, Candy se había ido, la perrita que nos acompaño por mas de diez años había decidido partir, complicada enfermedad la arrancó de nuestro lado.
Es curioso pero cuando nos preguntan cuantos son en tu familia siempre decía que éramos 6, mis tres hermanos, mis papas y yo, ahora sé que siempre estuve confundido, porque estos días comprobé que Candy tácitamente y en silencio siempre formó parte de mi familia. Veía la preocupación de mi mama y mis hermanas, las continuos llamados de mi hermano preguntando como estaba, mi amanecida para no dejarla sola una noche de malestar y cómo esos días todo giró por ella.
Mis lágrimas caían recordando cada pasaje que pasé con ella, recordaba como se alborotaba con mi alegría de chiquillo cuando ingresé a la universidad, como se alegraba cuando me asomaba por mi ventana y ella estaba ahí, cuando me acompañó teniendo el corazón destrozado y fumando un cigarro. Nunca me abandonó. Y esa noche cuando la vi mal, lo mínimo que pude hacer por ella fue no dejarla, la dejé en mi cuarto y la cuidé toda la noche.

Me tocó enterrarte en tu jardín, en tu casa, me tocó levantar su frío y duro cuerpo y dejar que descansaras de todo una trajinada vida, de votar macetas, de romper papeles, de hacer huecos en el jardín y de querernos como nadie. Mientras te dejaba en el jardin solo me metía la idea que estabas dormida, pero cada lagrima me decia que no, que MI CAMILIX se nos había ido.
Gracias Candy escribiendo estas líneas el nudo grueso en mi garganta aun no se desata, mis ojos siguen un tanto rojos, y otra vez las lágrimas no pidieron permiso, parte de mi familia y de lo que somos se va contigo. Siempre te recordaremos y siempre te vamos a querer.
Comentarios
que los recuerdos nunca se vayan, que siempre siga teniendo ese espacion tan profundo en el corazon, era una belleza de perrita, y lo seguira siendo alla a donde sea que vayan...
saludos, y pues, a recordarla como ella se merece!
SOn miembros de la familia de todas maneras... y como tal hay q darles su lugar... y tu se lo diste hermano
Saludos
Saludos!
Un abrazo afectuoso, y espero q te sientas afortunado de q Candy estuvo con ustedes muchos años...
Saludos desde Concepción
Todo lo q compartistes lo llevaras siempre en tu corazon.
Cuidate
que penita por lo tuyo