Encuentros inesperados.

Y de repente, un ángel duerme a mi lado.1 Paso la página y sigo excesivamente concentrado. La luz es algo tenue sin embargo alcanzo a leer las últimas líneas de ese párrafo. El bus, gracias a dios, no se mueve mucho y no hace maniobras macabras, las pistas están vacías y avanzamos con tranquilidad. El bus se detiene y sube una señorita a la cual no presto mucha atención. Se sienta a mi lado, es delgada, trigueña, cabello negro largo; no alcanzo ver con detalle su rostro. Llevaba tres paquetes entre sus manos y trataba de acomodarse con dificultad en el asiento vacío de al lado. De pronto, tu vida está en manos de otra persona y tu futuro ha dejado de pertenecerte,1 siento que ya no soy el único que lee estas líneas, siento que comparto las mismas palabras, que alguien está leyendo junto a mí. Miro discretamente por el rabillo de mis ojos y veo a esa señorita con un interés muy grande leyendo al unísono. Volteo con mas desparpajo y ella voltea, como si la hubiera descubierto infraganti, gira y fija sus ojos hacia frente del bus, donde el chofer del bus despotrica sus lisuras contra un taxista impertinente que no le da pase - te han regalado el brevete huevón de mierda -. Vuelvo a caer en la ficción de mi libro. No entiendo porque casi todas las mujeres quieren ser madres. No entiendo la compulsión que tienen las mujeres por parir.1 Ella vuelve a ojear mi libro, ya no voltearé me digo, la dejaré que siga leyendo, lee junto a mí las mismas líneas que con excesiva atención devoro. Las calles lucen brillosas con luces que tiritan, que avisan las fiestas navideñas, sin mucho calor ni mucho frio, en el tránsito de otoño a verano. La chica no quiere dejar su curiosidad flotando – Que libro lees – me alcanza a preguntar. Me sorprendo, en los buses rara vez alguien te dirige la palabra, todos tienen delimitado su mundo como estando en una burbuja, burbuja de sus preocupaciones y alegrías, de sus miedos y traumas.

–un libro de Jaime Bayly
-Ahh, ¿te lo han mandado a leer?
- Mmm No, la leo porque me gusta
-Ahhhh y estudias en la universidad
-No, ya la acabé
-Así, que bien (parece interesarle el tema) ¿En que universidad?
-En la Católica
-Ahh que bueno. Yo También me estoy preparando.
-Que bueno

En lugar de alegrarse de que yo, su hijo, hubiese hecho suficientes progresos para ganarle, saboteo el juego y me negó la victoria.1 Sentia la necesidad de preguntarle algo, al menos. Dejo Caraz y regreso al bus.

-¿Dónde piensas estudiar?
-En la Católica.
-Que chévere. -Siempre recibo con satisfacción que alguien le interese estudiar en mi alma mater-
-Si en la Se de Sapiente o algo asi se llama.
-A esa. - Ya no me interesa mucho, es otro universidad -
-Si estoy estudiando en la Pre.
-Que bueno y ... ¿te vienes de estudiar?. ¿Esa universidad tiene pre?. Pero, ¿para qué?
-No, me vengo de trabajar
-Asu estudias y trabajas.
-Si, es lo uncio que me queda.
-¿Y donde trabajas? He tenido fortuna, pienso, cuando estudiaba solo tenía que dedicarme a ello.
-Por Surquillo, en un Call Center.

Dios surquillo, esta al otro lado del mundo, desde ese tramo de la universitaria que estábamos pasando. Tiene agallas de aguantar un Call Center, de contestar todo el día llamadas de personas ,muchas veces, groseras y bastante bestias, luego abrir un cuaderno, estudiar y regresar exhausta a su casa bordeando las diez de la noche.

-Está lejazos. – Le alcanzo a decir.
-Si pues. Baja en la esquina. La Vida es dura. Muy dura.
-Chau suerte.

Sus últimas palabras me quedan dando vueltas en la cabeza. La vida es dura, muy dura, sin embargo me las dijo con una sonrisa en el rostro, como sabiendo que todo lo concluirá de la mejor forma, que aún le quedan fuerzas para doblegar esas vallas que te pone la vida. Me digo, si esa chica trigueña, flacuchenta, no pierde la esperanza por más agotado que se le muestre el día, porque no hacerlo nosotros, que tenemos etapas difíciles pero que nos falta, quizás, aquella sonrisa con la que la señorita contaba lo difícil de su momento.

Nos hemos detenido un momento en una gasolinera. Mercedes aprovecha para ir al baño.1. Cierro mi libro. – Baja en la esquina-.


1. Lineas del libro de Jaime Bayly. Y de repente, un ángel.
Feliz Navidad a todos los que leen mi blog, Un abrazo muy grande.

Comentarios

Meg ha dicho que…
Feliz Año Nuevo!!!

Muy buen post =)

saluditos

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