@mor Virtual

He tenido muchas de estas conversaciones, conversaciones que rayan en preguntas clásicas como:
¿Qué tal? y sus derivados: ¿Cómo estas?, ¿Que haciendo?, etc. Con, quizás, palabras como princesa, preciosa, amor, mi vida, y artilugios tontos para que una dama te siga la conversación.
El Clásico ¿Qué haces por la vida?
Los infaltables, ¿De dónde eres y qué edad tienes?
Y el bien preguntado pero estúpido, ¿CÓMO ERES?
El ¿cómo eres? te encierra en un estupida expectativa de querer que ella te diga el prototipo de mujer que estas pensando. Vas comparando cada rasgo de tu bien definida mujer perfecta con tu nueva amiga virtual. Empiezan con los ojos, la talla, si es gordita o flaquita, trigueña o blanca, las medidas necesarias y color de cabello. Conforme tú te vayas describiendo y ella también lo haga, la vas armando cual muñeco; dándote una idea física de la persona que está sentado al igual que tú en una computadora, pero a miles de kilómetros.
Si tu alto grado de exigencia ya está satisfecho, ya está todo listo para ir a un plano más intimo, es decir el MSN. El Messenger se convierte en una suerte de cómplice, una suerte de lugar solitario para la nueva pareja virtual, se habla con más seguridad y frescura. Es ahí donde inevitablemente ves su foto. Si bien no es el muñeco imaginario que armaste, queda el 20% de esa chica perfecta que se encuentra en tu cabeza.
Luego los demás medios entran a tallar, el teléfono se complemente muy bien con el Messenger, los celulares hacen lo suyo, sonando y dándose timbradas absurdas para saber que uno está pensando en el otro, y los mensajes de textos se vuelven toda una exquisitez en estos atareos.
Si bien ya tienes todos los medios donde poder comunicarte con el espejismo de mujer que te habla, te escribe y piensa en ti, aún no la conoces en vivo y en directo, sin tener de por medio esos medios fríos que los aleja.
Quedan en un lugar donde encontrarse, ya estando ahí esa espera será tensa, pues ves pasar mucha gente a tu alrededor sin tener la más mínima idea de quién es la chica con la que has tenido largas conversaciones. Tienes miradas que van y vienen, sintiendo que todas van hacia ti. Luego ves a una chica parada esperando a alguien, te armas de valor y vas a preguntarle; Disculpa tu eres Cinthia, te mira de manera extraña y te dice, eh no, teniendo que lidiar con el gran bochorno de retirarte y de saber que esa chica mirará lo estupido que te ves esperando a alguien que no conoces.
Después de un rato la encontrarás, parada al igual que tú, esperando sin saber a quien. Bueno, no es tan alta como dijo, tampoco es trigueña, ni tiene el cabello de ese color, ni es tan delgada que digamos y poco a poco esa ficción que creaste con las descripciones que ella te dio, se va cayendo mientras la sigues viendo. La foto no es de gran ayuda, porque no se ve para nada como en la foto, pero sigues en esta cita que fue sacada de lo virtual y que ahora ves convertida en realidad.
Quizá a muchas personas les haya funcionado, pero a mí me dio como resultado tres planchas quemadas alucinantes. Uno, porque físicamente no hubo ese gusto magnético que suele haber en una pareja que a la postre llega a tener algo y, dos, porque al hablar por MSN o el chat no demuestras como eres en realidad, es decir, callada, habladora, alegre, triste, tradicional, un toque más liberal, y muchos cabos más que no tienes como solucionarlos a través de Internet.
Primero fue C, pero todo quedó ahí. Una buena chica, ahora no se que será de su vida. Luego fue N, con quien sólo salí una vez sin mayor resultado. Después tuvimos cruces esporádicos por las facultades de mi universidad. A veces hablamos, pero ya no con ese afán anterior. Y con un grupo de chicos y chicas de una sala del MIRC, ellos hacían reuniones seguidas. Sólo fui una vez y no la pase bien, no era mi grupo, no eran mis amigos, así que opté por alejarme y conocer amigos en vivo y directo, dando un mejor resultado.
Por eso ahora esbozo una sonrisa cuando alguien me habla de alguna chica del chat, o que mantiene un contacto virtual. Se me es difícil no recordar esos pasajes tontos, pasajes de locura en mi vida. Ahora, tan solo imaginándome, parado, esperando a alguien que no conozco me es vergonzoso.
Muy de vez en cuando suelo entrar a este mar de Nicks que pugnan por un amor o por una aventura, al mirar sus conversaciones recuerdo de esa etapa en mi vida, etapa que me sirvió para saber que lo virtual, siempre será virtual.
Comentarios
Pero, que viva el chat, yeah!
Bendiciones